Éste no es un "blog de auto-ayuda"

El afán de construir este "blog" era simple: el poder contar cada día lo que me apeteciera. Y lo estoy haciendo. Lo malo es que estoy viendo que lo que me apetece contar a veces es demasiado deprimente. Y no soy así, cualquiera que me conozca sabe que yo tengo un cierto sentido del humor. Así que voy a explayarme en una de mis más antiguas y profundas aficiones: la batallita del abuelo.

No voy a contar nada de antes de septiembre de 1993, casi nadie sabe que era de mi antes de esa fecha, y casi nadie lo sabrá. Me gusta tener cosas ocultas porque así siempre sigues sorprendiendo a la gente y, para alguien que vive de ser el centro "discreto" de atención, es importante. Algunos recordarán los grandes tiempos del instituto. Bien, la mayor fuente de anécdotas era Blanca, ya no me acuerdo cómo se apellidaba. Era simplemente Blanca.

Blanca era, y creo que sigue siendo, profesora de Dibujo Técnico en el I. B. Eijo y Garay de Madrid (hoy I. E. S.). Todavía no sabemos si esa mujer era real o simplemente estaba interpretando un rol para ser feliz en la vida, el caso es que no aprendimos nada de ella, por lo menos de Dibujo Técnico. Entre sus frases podíamos encontrar perlitas tales como "un plano queda definido por dos puntos no alineados" o "una circunferencia tiene una apertura de 365 grados".

Pero no era sus conocimientos de la asignatura lo que más nos chocaba, era su personalidad indolente y despistada. No podía ser de verdad que alguien fuese así y que las autoridades sanitarias no la hubiesen prendido, tenía que estar actuando. Recuerdo cuando un compañero se acercó a ella por la espalda blandiendo un compás con la punta apuntando a su cuello. Blanca se dio la vuelta, y lo único que se le ocurrió decir fue "siéntate ahí". O aquella vez que éramos tan pocos que le pedimos que nos llevara a su departamento para dar la clase más cómodamente, muy bien. En su departamento había un Trivial, y mientras ella dibagaba en sus explicaciones (si a sus parrafadas sin sentido se le podía llamar explicaciones), nosotros tirábamos el dado y hacíamos y respondíamos preguntas. ¿Cómo no se pudo dar cuenta? Sigo pensando que actuaba.

Aunque la anécdota con más grato recuerdo que guardo del instituto era otra. Era profundamente surrealista. Yo, no sé jugar al ajedrez, sólo se mover las piezas, pero a mi eso de pensar tanto para mover una pieza, no me va. Yo soy un tipo de acción. Bueno, para pasar el rato, en los recreos, jugábamos al ajedrez (he de decir que yo prefería el fútbol, pero ten amigos frikis y tendrás que hacer esas cosas). Un día, en un examen de recuperación de Historia, la gente que no necesitabamos recuperar le pedimos al profesor que si podíamos hacer una actividad cultural como jugar al ajedrez. Y él accedió.

Nos vio jugar, y vio claramente mi habilidad para perder y ser humillado en un juego que no me entusiasmaba sobre manera. Tras unas cuantas partidas, el profesor dijo "yo quiero jugar contra Blanco". El resto se apartó, una orden del profesor es una orden del profesor. Iniciamos la partida y no sé como empecé a comerle piezas importantes, la reina, la torre, tal pascual. Le iba a ganar, iba a ser la primera vez en mi vida que iba a ganar al ajedrez (la primera vez que gané al ajedrez tenía 24 años y le gané a mi sobrino de 9). Bueno tocó el timbre del fin de la clase y "accidentalmente" las manos del profesor cayeron sobre el tablero y se desperdigaron las piezas... Es mejor no ganar a un profesor.

Bueno, comenzó la siguiente clase y de repente aparece el profesor que me llama y le pide permiso al otro profesor para que salga. Me lleva a otra clase donde tiene otro examen de recuperación, entro, la gente me mira, y veo un tablero de ajedrez sobre una mesa, y me reta... bueno, me ganó, pero realmente fue una de las situaciones más absurdas de mi vida.