Vuelta a los polígonos

Ayer hice algo de lo que no estoy orgulloso. Sobre todo porque había prometido no volverlo a hacer, y no solo a mí, sino a personas que son importantes para mí. Pero bueno, me dejaron lo que no deberían.

Me prestaron un coche de gasolina de 150 cv. Y nos fuimos a los polígonos para probarlo. No sé, a veces piensas que lo mejor es quedarte estampado en una de esas curvas, pero no sé si merece la pena. La adrenalina sale, y te sientes algo mejor. Probar los neumáticos, la dirección, las pastillas de freno. Debe ser como una droga, una droga que prometí no volver a probar.

A diferencia de otras veces, ayer sentí miedo. Ya eso no es para mí. Quizá era la última vez que tenía que ir, la definitiva, la que me mostró que el peligro existe y no compensa.

Eso sí, creo que la de ayer sí que fue realmente la última. No más carreras, no más aceleraciones, no más circuitos... se acabó.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
No a los peligros que no valen la pena. Si quieres adrenalina montate en una montaña rusa
o en un ave fenix, o en cualquier otro sitio más seguro que hacer carreras ilegales de coches trucados.

Que ya somos mayorcitos ehhhhhh...!!!


jajajjajaja


Cleo

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