Insomnios con chocolate
La noche de ayer fue extraña. No pude conciliar el sueño agusto porque me puse a pensar. Si tienes la cabeza funcionando no se puede dormir, es algo que tengo más que demostrado.
El caso es que me levanté, cogí el portátil y me comí un poco de chocolate y me puse a escribir. Aclaré mis ideas y me fui a la cama. Pero notaba que había algo especial, una conexión extraña entre dos personas. Al día siguiente lo confirmé, esa conexión existe.
Y no asusta, a mí por lo menos no, pero es porque yo no me agobio con estas historias. Las asumo, sé que la gente está conectada. No es la fuerza del destino pues, el destino no existe. Es la fuerza de los sentimientos que hacen que las palabras, los silencios, los gestos y los momentos, nos dejen en la mente anclas que permiten aferrarnos al corazón de los seres queridos y empatizar con ellos. Nada más, tiene una explicación más que lógica.
El cómo le llamemos a eso es indiferente, lo importante es saber que esas conexiones existen y saber aprovecharlas, porque es muy bonito.
El caso es que me levanté, cogí el portátil y me comí un poco de chocolate y me puse a escribir. Aclaré mis ideas y me fui a la cama. Pero notaba que había algo especial, una conexión extraña entre dos personas. Al día siguiente lo confirmé, esa conexión existe.
Y no asusta, a mí por lo menos no, pero es porque yo no me agobio con estas historias. Las asumo, sé que la gente está conectada. No es la fuerza del destino pues, el destino no existe. Es la fuerza de los sentimientos que hacen que las palabras, los silencios, los gestos y los momentos, nos dejen en la mente anclas que permiten aferrarnos al corazón de los seres queridos y empatizar con ellos. Nada más, tiene una explicación más que lógica.
El cómo le llamemos a eso es indiferente, lo importante es saber que esas conexiones existen y saber aprovecharlas, porque es muy bonito.
Comentarios
Saludos y buen dia :)
Cleo
Yo me refería a algo más prosáico. El saber que cuando tú estás preocupado, la gente que te quiere también lo está, porque te lo nota. Lo mismo para otras sensaciones como la alegría, la angustia, el placer, etc.