Sueños de la infancia
El otro día estuve platicando con unos colegas acerca de arrojar nuestras vidas a la basura y el hecho de cómo alguien puede gastar la plata que gana laburando en un auto.
Pues yo tengo mis sueños de niñez, en los que crecí con tres coches, los tres coches soñados. Yo no era un pijo-fresa de esos que deseaba tener un Golf GTI. Y claro, aunque soñaba con Ferrari y con un Corvette ZR-1 o un Pontiac Trans-Am, sabía que eso difícilmente iba a estar nunca a mi alcance. Así que yo me cerraba en mis tres modelos asequibles en mi mente infantil.

El siguiente era el Audi Coupé, realmente un superclase. Tenía un
motor 2.8 que estoy
convencido que incluso hoy sería la envidia de los coches de su categoría, precioso.



Por en torno a 5.000 euros ya lo tienes, para ti. Grandioso.
El más mítico, el primer coche que desee, el primero del que me enamoré. Me quedaba embobado viéndolo en el patio aparcado.
Negro, tenía que ser negro, el de 170 cv. a ser posible. Realmente
todavía sueño con él, es lo más precioso que se ha diseñado dentro del mundo macarra, mi mundo.


Y cada día es más asequible, tienes uno de 150 cv. desde poco más de 2500 euros. Pero no sé, no me atrevo, no estoy sobrado de pasta y me gustaría estar más desahogado antes de pagarme esos lujos. Y es que son lujos que requieren un mantenimiento, y creo que todavía no me lo puedo permitir.
Son coches con más de 10 años, pero quiero uno.
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