La familia del asesino
Llegamos al vagón David y yo. Había otros tres miembros del grupo y estábamos dispuestos a hacerlo, ya lo habíamos hablado muchas veces en el cuartel y hoy era el día. Debemos esperar a que se suban más al vagón, será más fácil. Pero con los cinco éramos suficientes. Uno tenía que fingir que se mareaba para dar una vuelta y salir fuera del vagón con alguien que le ayude, y en ese momento colarse en el maletero de un vehículo. Escapar, y una vez dentro ir en busca del dinero. Pero era mejor esperar al resto, o por lo menos a unos cuantos más, los que se quedan en el vagón pueden reducir al vigilante pero es mejor no arriesgar. El vagón hace una parada. Ahora o nunca, pero, no ha llegado el resto. Da igual, David finge un mareo, yo le acompaño y le digo al vigilante que vamos a dar una vuelta delante del vagón. Bien, hay un coche, con el maletero abierto, es una ranchera, entramos los dos perfectamente, el caso es huír del lugar. Se mete David como para fingir que tiene sueño y se tumb...