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Mostrando entradas de agosto, 2006

Los encierros ya no son lo que eran

Se me acabaron mis cortas vacaciones de verano. Hoy he vuelto al tajo. Me he aburrido un montón, y es que me doy cuenta cada día más que yo no puedo estar solo. Sí, estaba con mi padre, pero no es lo mismo, primero porque mi padre ya no es el que era, y segundo porque yo tampoco. He ido al pueblo sólo para ver los encierros. Realmente los encierros ahora ya no son tan interesantes, sólo duran cinco o diez minutos. Van muy rápido y no hay emoción ni intriga. Antes daban mucho más juego, pero las reglamentaciones de festejos taurinos y las protectoras de animales que no saben más que tocar la moral nos están matando el gusanillo. De los tres encierros de este año, el único interesante fue el del lunes, y no lo pude terminar de ver porque volvía a casa. Córcholis. Seguro que para el año que viene volveré a ir, porque soy así, pero la verdad es que no he podido hacer muchas de las cosas que quería haber hecho. Y es que si las cosas pueden ir a peor, como diría Murphy, empeorán. Pero no h

Sueños de la infancia

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El otro día estuve platicando con unos colegas acerca de arrojar nuestras vidas a la basura y el hecho de cómo alguien puede gastar la plata que gana laburando en un auto. Pues yo tengo mis sueños de niñez, en los que crecí con tres coches, los tres coches soñados. Yo no era un pijo-fresa de esos que deseaba tener un Golf GTI. Y claro, aunque soñaba con Ferrari y con un Corvette ZR-1 o un Pontiac Trans-Am, sabía que eso difícilmente iba a estar nunca a mi alcance. Así que yo me cerraba en mis tres modelos asequibles en mi mente infantil. Hablaré primero del último que amé, el Volkswagen Corrado. Yo creo que era el más asequible, y posiblemente el más moderno. Me encantaba su línea, su trasera, todo. Era un coche relindo. Por 2300 euros ya puedo conseguir un 160 cv. ni que decir tiene que si quisiese el de 190 cv, tendría que superar los 10.000, pero es un cochazo. El siguiente era el Audi Coupé, realmente un superclase. Tenía un motor 2.8 que estoy convencido que incluso hoy sería l

La vida sigue igual... ¿o no?

El tiempo pasa y el verano parece que se está acabando. Yo no aprovecho los veranos, simplemente hago lo mismo que el resto de año. Esta monotonía es la que me hace sentir que todo pasa muy rápido. Por fin estoy empezando a dejar las drogas, a ver cómo me va. No sé si es buen o mal momento, sólo sé que es uno, y a lo mejor es adecuado. Tras unos meses de revolución en mi vida, siento que prácticamente no ha pasado nada. De todo lo que me ha pasado sólo hay un par de cosas aprovechables, aunque me alegro. Realmente me gusta más vivir atropelladamente, no sé si tengo edad, pero la verdad es que evado mejor mis problemas y me lo paso mejor. Tengo algún proyecto por ahí para prolongar y ampliar mi ámbito de desparrame preadolescente, aunque como en tantos otros ámbitos, dependo de terceros, pero creo que saldrán. Lo importante es tener la cabeza ocupada y no pensar.

Las malas influencias

El otro día me dijeron que los amigos que rodean a una persona te dan mucha información sobre esa persona. Yo añado que también la familia. Si conoces a una persona a la que no sabes evaluar porque es muy ambigua te queda el método de ver cómo son sus amigos y su familia y te podrás hacer una idea sobre su personalidad. Conozco gente que tiene amigos que realmente son una mala influencia, pero que por otro lado también tienen amigos que son buena influencia. Esa gente tiene salvación, sólo hace falta que no se pierdan en el lado oscuro. Yo creo que la gente es muy infuenciada por su entorno, por la gente que le rodea. La formación de la personalidad no es algo individual, es algo social. Está claro que cada persona es un mundo y que dentro de cada uno hay peculiaridades que te hacen dar a tu forma de ser un toque personal, pero esa construcción de la personalidad está compartida con la gente de tu enterno y a la vez tu colaboras en la formación personal de la gente de tu alrededor.

No estoy bien

Sólo eso. No estoy bien. Gracias por el apoyo. Adiós.

Mis problemas son los míos

Me he quedado solo este fin de semana, sin nada que hacer. Llevo dos días sin salir de casa y, aunque me han pasado cosas entretenidas, la verdad es que me he aburrido bastante. Creo que necesito algo más, como diría la canción de Asfalto. Debido a circunstancias he tirado un fin de semana, y lo peor es que mi padre me dijo el lunes pasado que si le llevaba al pueblo y le dije que no porque tenía planes. No sé qué estará pensando al ver que me he quedado en casa sin salir el sábado y el domingo. Y el viernes conseguí salir porque me autoinvité a una reunión de gente. Es triste. Lo peor es que seguro que podría haber llamado a alguien conocido, pero es cutre el llamar a alguien que hace mucho con quien no hablas para decirle si hace algo. Maldita timidez. De todas formas realmente no entiendo a la gente. Crees conocer a las personas de tu alrededor y cada día siguen haciendo cosas que te sorprenden. No entiendo la actitud de ciertas personas y su compartamiento en el pasado y su reacc

No es bueno pensar

Es difícil meterse en la cabeza de la gente y saber lo qué está pensando. Sé que la gente no sólo utiliza las palabras para comunicarse, utiliza los gestos y los silencios. Los silencios, eso es lo importante. ¿Cómo interpreto los silencios? Supongo que a veces cuesta expresarse, a mi me ha pasado, pero no todo el mundo está preparado para entender este lenguaje de gestos y silencios. Me ha pasado últimamente en alguna ocasión el que gente de mi alrededor no me dice lo que le pasa y no sé cómo reaccionar. Puedo intuir algunas cosas pero no todo, supongo que es falta de inteligencia emocional, o algo así. Esto lo uno con otras publicaciones que he hecho aquí sobre decepcionar a los demás. Supongo que cuando no eres capaz de interpretar los silencios, lo que la gente te quiere decir pero no sabe decirte con palabras, estás decepcionando un poco. Ayer por ejemplo me pasó, hay gente que me envía señales que no sé interpretar, e intento pensar en ellas, buscando respuestas que no tengo, p

A lo viejo se le coge cariño

Es innumerable la cantidad de objetos que tengo con más de una década de antigüedad. Ropa, electrodomésticos, complementos... Son objetos que en algunos casos hasta han dejado de servir pero aún así les guardo un especial cariño. Tengo una cartera que debe tener como 15 años o así. Está sucia, vieja, rota y no me entran los documentos, pero no me imagino mi vida sin ella. Como mi radio despertador, que ya tiene más de 18 años y sigue despertándome cada mañana como el primer día. Lo peor es cuando hay alguien que te pide que lo tires. ¿Por qué he de tirar algo que forma parte de mi vida? Mi cartera estaba ahí en todos mis grandes y en los malos momentos. Tengo un montón de anécdotas. Mis sudaderas las asocio a momentos de mi vida que me gusta recordar ¿por qué me he de deshacer de mis recuerdos? La gente que no aprecia sus objetos creo que tiene un problema, porque o no ha tenido momentos en los que pueda asociar ningún objeto o tiene una falta de afectividad tremenda. Yo no me voy a

¿qué es ser feliz?

No, no voy a dar un discurso filosófico sobre el sentido de la vida. Pero el sábado me preguntaron que si era feliz. Yo no supe responder. En el fondo debería decir que sí soy feliz, pero relativicé el término. ¿puedo ser más feliz? sí, entonces no soy del todo feliz. Bueno, esta chica me dijo que no se puede relativizar el término. O eres feliz o no lo eres. Claro que siempre puedes mejorar, en todos los aspectos de la vida. Pero la felicidad es un estado de equilibrio permanente. Me dijo que si eres feliz, cualquier cosa que pase te seguirá haciendo feliz. Es decir, si eres feliz, da igual lo que te ocurra que seguirás siéndolo, no te amargará la vida ninguna decepción. En el fondo si lo piensas, es cierto. Siempre decimos que una persona es feliz de manera despectiva cuando la vemos despreocupada de todo, es decir, impasiva ante lo que le rodea. Se podría decir entonces que, de alguna manera, sí soy feliz.

Con unos años más como Barbie seré

A veces quieres decir algo pero no sabes qué decir. Siempre se dice que para romper el silencio hay que mejorarlo, pero no creo que esta entrada pase a la historia por su redacción y contenido. Bueno, tampoco lo pretendo ni creo que haya escrito nunca nada reseñable, no es mi trabajo. Volveré a hacer un resumen del fin de semana, como ya es habitual. Compartiendo lo ocurrido me doy cuenta de lo vacío que es para mi el mundo. Bueno, comenzaré: El viernes fue un día movido después del trabajo. No me dio tiempo a descansar y fui al médico, que inusualmente fue más rápido de lo previsto, y al aeropuerto. Tras las coñas varias fuimos al que debe ser el único todo a 100 no regentado por chinos de todo Madrid, curioso. Tras dejarte absurdamente unos euritos, nos fuimos a Alcalá (los trámites de ser universitario son un fastidio) y allí debatimos sobre casquería y otras viandas. Tras ello nos fuimos a Pozuelo, al resort Marina D'Or Monteclaro. Y Ahí es dónde yo quería llegar. Se me acus