La hora de la verdad

Cada día me doy más cuenta de que es la hora de la verdad. Estoy en el momento en el que tengo que dar la cara sea lo que sea. No hay marcha atrás, la suerte está echada. Creo que este fin de semana, el sábado, llegará el momento. No he tenido ninguna opción desde que lo pensé, pero estoy casi convencido de que el sábado voy a poder tomar la iniciativa y agarrar el toro por los cuernos.

Seguramente el lunes comentaré ligeramente la jugada, pero creo que puede darse la posibilidad. Vuelvo a estar nerviosísimo y esto me genera un malestar generalizado. Pero la verdad es que no puedo remediarlo. Este fin de semana, y ya son muchos, vuelvo a confirmar que es la buena opción, que es que tiene que ser así, y no veo por qué tendría que ser de otra manera. Aún así todo no depende de mí. Es todo un poco difícil, todo sería más fácil si consiguiera un espacio vital de soledad que no logro tener.

Sí, quizá consigo 20 segundos apartado, pero no aislado, necesito aislamiento y unos minutillos algo suficiente para poder expresarme en tranquilidad, o más o menos tranquilidad. El sábado pensé que lo iba a conseguir pero en el último momento tuve que dar un giro y se fastidió. Y ayer sin comerlo ni beberlo y sin planearlo pensé que también se iba a producir la situación, pero no, otro cambio repentino de planes lo fastidió.

En fin, parece que cuesta, pero este fin de semana espero una cobertura por el flanco y un ataque frontal tras aislar la línea de abastecimiento. Tiene que salir bien. El único objetivo: La victoria.

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