Un gesto mío y una palabra tuya me harían conocer la felicidad

El otro día tiré dos meses de desintoxicación a la basura. Supongo que es el otoño, aunque primeramente se lo achaqué a una situación de nerviosismo. Todo empezó el viernes cuando me dieron una mala noticia. Me preocupé, al día siguiente vi las consecuencias de esa noticia y me entristecí un poco, aunque mejoré al ver que no había sido para tanto.

Me encolericé un poco al saber ciertas cosas y me puse nervioso al pensar cómo mi vida pudo cambiar. Entonces, cuando mejor estaba, me tuve que ir y me puse más y más nervioso. Decidí quedarme más, porque es lo que quería, pero la reacción nerviosa no tenía vuelta atrás.

Al día siguiente estuve fatal, hacía mucho que no lo pasaba tan mal. No levantaba cabeza. Tuve que tomar drogas menores para intentar levantar pero no pude. El lunes tuve que tomar media pirula de las gordas. Había recaído. Por la tarde estuve mejor, claro, efectos de la pastilla. Pero me dio ánimos para interesarme por algo que tenía que hacer y quería hacer y lo hice. Creo que he ganado algún punto por ahí, a lo mejor no, pero lo bueno es que quería hacerlo además de las implicaciones que tuviera ese acto.

Ahora estoy mejor, no he vuelto a tomar, pero mañana iré al médico para que me digan que hago con las dosis. Este fin de semana puede ser el fin de semana. Un gesto mío y una palabra suya...

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