Recuerdos de Instituto

Ayer estando en clase, vi que el profesor llevaba un borrador de pizarra con el mango azul. Entonces fue cuando recordé mis tiempos de instituto, posiblemente la etapa más feliz de mi vida. Recuerdo como Jorge y yo íbamos clase por clase en busca de borradores huérfanos para nuestra clase. Había clases que tenían que borrar con "Kleenex" y papel higiénico, y nosotros llegamos a tener hasta 6 cepillos.

Por las tardes, cuando me aburría, me acuerdo que los decoraba. Hubo uno que lo pinté de negró con pintura acrílica y le puso el nombre de la clase en rojo. También tuve uno azul. Después estaba el oficial: cogía el aparato para hacer ojales de la máquina de coser de mi madre y una maceta de mi padre y cincelaba el número del curso y la letra de nuestra clase en la madera del borrador. Era una obra de arte. Grababa a relieve nuestro borrador para que todos supiesen que ese era el nuestro. Me sentía importante siendo el "Master de los borradores".

Y hablando de Jorge, qué habrá sido de él. Le vi hace como cuatro años y trabajaba en el Hotel Miguel Ángel. Es un tipo con el que perdí todo contacto. Él me enseñó el placer del bortxevismo, siempre me pregunté por qué se sentaba en primera fila, hasta que vi esos turgentes traseros de mis compañera de clase meneándose al ritmo que escribían en la pizarra. Qué tiempos.

Y hablando de compañeras que se movían en la pizarra, quiero recordar, además de los perfectos traseros de mis compañeras que me hicieron vivir en un mundo irreal de belleza, a Ángel Rodas. Un profesor que con el paso de los años he aprendido a apreciar. Sí, estaba salido, sí, era un poco fanfarrón y un poco trasnochado, pero realmente era un profesor de verdad, válido y que se jugaba por nosotros como tutor. No sólo nos preparó perfectamente para la selectividad, sino que aprendimos la materia y además hizo actividades trasversales. No nos trataba como a los niñatos de 17-20 años que éramos sino como personas adultas. Me acuerdo como se jugó ante nosotros frente a Tommy Demiurgo (funesto profesor de Filosofía) cuando quiso mostrarnos un documental sobre el holocausto para darnos, junto a otros profesores una clase de historia, educación en valores y una actividad para unirnos con otras clases. Perfecto. Además nos ponía textos en inglés de actualidad, sobre la persecución de mujeres en Argelia, sobre la Economía internacional aparecida en el Financial Times. Nos enseñaba inglés con música y nos mostraba documentales trasgresores como el de los Sex Pistols. No sólo nos enseñaba, también nos educaba. Realmente es un profesor que ha marcado mi adolescencia.

La verdad es que hay muchos profesores que han sido una buena influencia y otros que no me han aportado nada.