No sé si lo he visto en una película

Iba paseando por la calle, dando tumbos. Estaba drogado o bajo la influencia del alcohol, un hombre grande, musculoso y alto. Del hombro iba otro que fue empujado por Tomás, poniéndose en su lugar. El hombre alto no se dio cuenta y siguió su seseante camino sin inmutarse. Sí Tomás estaba siempre a la sombra, sólo aparece para beneficiarse de la desgracia ajena.
Estaba con David y se nos acercó el hombre alto, solo. Tenía una misión para nosotros. ¿Para nosotros? Nosotros no cumplimos misiones, no trabajamos para nadie, no somos importantes. Daba la impresión que se nos acercó a nosotros porque éramos los primeros a los que vio, pero no sé, nosotros no éramos nadie. Obviamente le dijimos que se había confundido de personas, pero insistió - Tengo una misión para vosotros.
Apareció Tomás, aunque no sabíamos su nombre todavía, en un coche, un Ford Taurus. Nos subimos los tres. Tomás conducía de manera sosegada y tranquila, como si no hubiera prisa, cosa que enervaba al hombre alto. Tres manzanas más abajo, aparcó. Yo estaba en el asiento del copiloto y me iba a bajar, pero el hombre alto me cerró la puerta, Tomás se bajó y se fue, y cogió el coche el hombre alto. Su conducción era agresiva. Nos dijo que teníamos que ir al lago.
Washington estaba construida sobre una región pantanosa. Ni siquiera conocíamos la ciudad. ¿por qué nosotros estábamos en esta misión? ¿Para quién trabaja el hombre alto? ¿Qué hacemos con él? Nos bajamos del coche, había un estanque. De manera asombrosa, parecía que el estanque tuviese un clima tropical. Obviamente el lago era artificial. Al parecer buscamos un pez. ¿Un pez? En un lago, es como buscar una aguja en un pajar. El agua era inusualmente clara, se veían los peces. Era como un acuario con peces de todos los tipos, había hasta esturiones. Pero no era el pez que buscaba el hombre alto. Por fin nos dijo que nuestra misión iba a salvar el mundo. Qué estupidez ¿como un pez va a salvar el mundo? No sé por qué razón le creímos, pero había algo que nos hacía seguirle.
Estábamos cansados, era viernes y el domingo se acababa el plazo. -¿Pero qué pez estamos buscando? - Un pez plateado. Esa era la información que necesitamos. Tras varios intentos, a David se le ocurrió. Un tipo de Pez que se pesca en todas partes, parecido a la sardina, y se vende en el mercado de Nueva York.
Nos encaminamos hacia Nueva York, intentamos parar varios taxis, pero nada. Al final el hombre alto robó un coche. Yo conducía y fuimos a Nueva York. Pero ese pez no era, así que cogimos un vuelo a Madrid.
Era domingo, estábamos en nuestras casas. Por fin el hombre alto pensó en un pez plateado, y que quizá no fuese un pez de verdad. David se acordó de que había un pez plateado en un barrio norte, cerca de un parque donde vivía un primo suyo, pero no sabía ir. Yo sí, sabía ir, aunque no sabía que allí hubiese un parque o un pez. Todo empezaba a cobrar sentido. El hombre alto sabía qué hacer, David sabía dónde estaba y yo sabía llegar.
Salimos corriendo, no encontramos un coche para llegar, nos separamos. Cuando habíamos perdido la esperanza, el hombre alto apareció con un coche. Nos subimos, yo cogí el volante y llegamos al parque, ahí estaba el pez.
El mundo había sido salvado, el hombre alto se fue, Tomás se subió en su coche y se fueron juntos. ¿Quiénes eran? Da igual. Nunca más supimos de ellos.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
muy interesante

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