El tiempo pasa

Miro por la ventana y hay un gato haciendo gimnasia, o algo que se le asemeja. Quizá está marcando el territorio o viendo como se acerca otro gato o la furgoneta de reparto que acaba de pasar a su lado. El caso es que después de sus extraños movimientos, se ha metido debajo de un coche y ha desaparecido de mi vista.

Cosas como estas ocurren a diario delante de mí, de hecho ésta acaba de pasar. Eso me hace pensar que la vida pasa rápidamente. Ya vuelve a hacer frío, saco el calefactor y noto como la garganta flojea por los cambios de temperatura de salir a la calle y meterse en casa calentito. Es así, y en poco tiempo, seguro que vuelve el calor con la misma irrelevancia con la que ha llegado el frío.

Otra forma en la que noto cómo pasa el tiempo la tuve hace unos días. Hay una señora que aparca en el mismo garaje que yo. Recuerdo cuando estaba embarazada, y me parece que fue hace poco, pues la vi llevando a su niña al colegio y ya tenía una altura considerable. Los niños son los que más nos hacen ver cómo todo cambia. Y es que creo que me he hecho mayor.

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