Nuevo golpe
El otro día volví a sufrir un accidente de tráfico. Y ya no sé por cuántos van. Está claro que mi cabeza de vez en cuando me impide conducir pero no sé parar a tiempo. Mis ganas de no estar discapacitado por mis problemas mentales pueden jugarme malas pasadas. Así que lo que tengo que hacer es cambiar el chip.
El día que no pueda coger el coche, hay medios de transporte alternativos. Y tampoco pasa nada porque un día diga que no puedo hacer lo que puede hacer una persona normal. Todo el mundo se pone enfermo, aunque sea de la cabeza.
Le he estado dando vueltas y me he estado juzgando. Y no me gusta esa sensación. Y lo que es peor, por un momento he tenido amagos de culpar a otra gente. Y eso sí que no me lo puedo permitir. El único culpable de mis errores soy yo. Y yo soy el que tiene que tener el coraje y valentía suficiente como para actuar de la manera más positiva en cada momento, asumiendo totalmente las consecuencias, pero sin juzgarme, aprendiendo de mis errores.
Ahora parece claro que no tuve que coger el coche ese día. Quizá sea un aviso. La vida me está dando muchas nuevas oportunidades. Tengo que aprender. Esta vez hay algo más, porque si bien, siempre ha habido gente a la que me preocupaba hacer daño, ahora es más, porque yo ya no estoy solo, y tengo que pensar en esa dualidad. Es bonito, pero también es una responsabilidad que tengo y que quiero asumir. Y estoy muy orgulloso de ello.
He llegado a un punto en el que no tengo que demostrar nada a nadie. Tampoco a mí. Esa es la lección que he tenido que sacar de esta situación.
El día que no pueda coger el coche, hay medios de transporte alternativos. Y tampoco pasa nada porque un día diga que no puedo hacer lo que puede hacer una persona normal. Todo el mundo se pone enfermo, aunque sea de la cabeza.
Le he estado dando vueltas y me he estado juzgando. Y no me gusta esa sensación. Y lo que es peor, por un momento he tenido amagos de culpar a otra gente. Y eso sí que no me lo puedo permitir. El único culpable de mis errores soy yo. Y yo soy el que tiene que tener el coraje y valentía suficiente como para actuar de la manera más positiva en cada momento, asumiendo totalmente las consecuencias, pero sin juzgarme, aprendiendo de mis errores.
Ahora parece claro que no tuve que coger el coche ese día. Quizá sea un aviso. La vida me está dando muchas nuevas oportunidades. Tengo que aprender. Esta vez hay algo más, porque si bien, siempre ha habido gente a la que me preocupaba hacer daño, ahora es más, porque yo ya no estoy solo, y tengo que pensar en esa dualidad. Es bonito, pero también es una responsabilidad que tengo y que quiero asumir. Y estoy muy orgulloso de ello.
He llegado a un punto en el que no tengo que demostrar nada a nadie. Tampoco a mí. Esa es la lección que he tenido que sacar de esta situación.
Comentarios
Compartida, la vida, tiene más sentido. Verdad?
Saludos
:)
Cleo