Soy un chico normal al que le gustan las tortugas
El otro día estuve viendo el programa de Eduard Punset, Redes, y tocaron un tema más que interesante. Se trataba de hablar de los nuevos métodos pedagógicos para mejorar el sistema educativo.
Básicamente se hablaba de la sustitución de los antiguos métodos que buscaban un resultado, es decir, que los niños adquirieran conocimientos, por métodos que buscaban la generación de habilidades en los niños y que con estas habilidades adquiriesen los conocimientos. El objetivo dejaría de ser un resultado sino unas habilidades. Las pruebas realizadas habrían demostrado que los niños educados así, además, obtenían mejores resultados.
Supongo que un sistema educativo no debe formar a los trabajadores del mañana, sino que debe potenciar el desarrollo de las personas. Un niño con ciertas limitaciones de aprendizajes debería aprovechar su tiempo en intentar optimizar sus recursos. Un sistema que le imponga metas que no puede alcanzar, sólo le frustrará, y quizá sería más acertado eso, buscar la mejora en sus habilidades. En este sentido, un curso bien aprovechado para este niño será aquel en el que haya adquirido herramientas para poder adquirir por sus propios medios conocimientos y métodos para relacionarse de una manera mejor u objetivamente óptima con independencia de cuáles sean esos conocimientos que es capaz de aprender. De la misma manera, un niño con un alto potencial, podría desaprovechar ese potencial ante la falta de estímulo que supone el conseguir fácilmente los objetivos de resultado deseados.
Mostraron como un niño de 11 años elaboró a esa edad una inteligente poesía cargada de sentimiento y simbolismo. La poesía empezaba y terminaba con una frase: "Soy un chico normal al que le gustan las tortugas".
¿Por qué cuento todo esto? Pues porque yo también soy un chico normal al que le gustan las tortugas. Sobre todo una. Mi tortuga. Y quiero vivir en su caparazón.
Básicamente se hablaba de la sustitución de los antiguos métodos que buscaban un resultado, es decir, que los niños adquirieran conocimientos, por métodos que buscaban la generación de habilidades en los niños y que con estas habilidades adquiriesen los conocimientos. El objetivo dejaría de ser un resultado sino unas habilidades. Las pruebas realizadas habrían demostrado que los niños educados así, además, obtenían mejores resultados.
Supongo que un sistema educativo no debe formar a los trabajadores del mañana, sino que debe potenciar el desarrollo de las personas. Un niño con ciertas limitaciones de aprendizajes debería aprovechar su tiempo en intentar optimizar sus recursos. Un sistema que le imponga metas que no puede alcanzar, sólo le frustrará, y quizá sería más acertado eso, buscar la mejora en sus habilidades. En este sentido, un curso bien aprovechado para este niño será aquel en el que haya adquirido herramientas para poder adquirir por sus propios medios conocimientos y métodos para relacionarse de una manera mejor u objetivamente óptima con independencia de cuáles sean esos conocimientos que es capaz de aprender. De la misma manera, un niño con un alto potencial, podría desaprovechar ese potencial ante la falta de estímulo que supone el conseguir fácilmente los objetivos de resultado deseados.
Mostraron como un niño de 11 años elaboró a esa edad una inteligente poesía cargada de sentimiento y simbolismo. La poesía empezaba y terminaba con una frase: "Soy un chico normal al que le gustan las tortugas".
¿Por qué cuento todo esto? Pues porque yo también soy un chico normal al que le gustan las tortugas. Sobre todo una. Mi tortuga. Y quiero vivir en su caparazón.
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