La insoportable somnolencia del ser

Esta es la entrada número 100 de este "blog". Podría hacer una revisión histórica de lo que ha sido el blog en el último año y pico que tiene desde su creación, pero no me apetece. La verdad es que no me apetece hacer nada, ni pensar, ni planificar.
La planificación es una cosa muy propia de los humanos. O eso parece según lo que he leído alguna vez por ahí. Es una de los principales rasgos de la inteligencia evolutivamente superior, la capacidad de ser consciente de tu propia existencia, de aprender con la experiencia y de ser capaz de planificar de una manera razonada. Pero como no soy ni biólogo ni antropólogo ni nada que se le parezca tampoco voy a aseverar cosas que no puedo argumentar de ninguna manera, sólo lo dejo caer.
Durante meses he pensado en el sentido de la vida y, como es natural, no tengo respuesta. Sería demasiado pretencioso. Hitler pensaba que la muerte daba el descanso eterno y acababa con el sufrimiento, a pesar de ello siempre encontraba algo por lo que luchar, y eso que su vida era muy atormentada.
Al final sólo he llegado a una conclusión, la libertad le da sentido a la vida. El problema es definir libertad. No sabría decir si yo soy libre. Podría decir que tengo un gran grado de libertad, aunque siempre me siento obligado a hacer cosas que no quiero. Eso sí, muchas veces no las hago, y eso me genera una situación de malestar. Esto me lleva a debatir sobre lo ya debatido, las espectativas de ti frente a tí mismo y frente a los demás. Si no nos importase lo que los demás piensen de nosotros no seríamos seres sociales. Y no nos importa simplemente por un hecho de aparentar, sino porque somos conscientes de que nuestra objetividad con nosotros mismos no es posible y sólo los demás podrán juzgar nuestros actos cn cierta ecuanimidad. Lo que no quiere decir que siempre lo hagan.
Esto viene porque se supone que tengo que hacer cosas que no hago, y me encuentro mal si las hago y si no las hago, así que no sé por donde tirar. Lo mejor, quizá, es esperar a que todo rompa por algún sitio y esperar que no me salpique demasiado.

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