Abajo la Tecnocracia

Estoy en profundo desacuerdo con la tecnocracia. Los tecnócratas no son más que fascistas bajo el abrigo del funcionariado que buscan cualquier resquicio para apoltronarse en el poder bajo la supuesta defensa del "interés general".

Sí, no suelo utilizar este lenguaje en este "blog", pero es que llega un momento en que te cansas de ver tecnócratas por todos los lugares. Enemigos natos del libre pensamiento y de la democracia. Gente amargada y resentida que no tiene capacidad para mantener una conversación más allá de los límites que le pone su corta especialización. Porque en eso consiste la tecnocracia, en eliminar la opinión, el pensamiento colectivo.

Como en algunos regímenes totalitarios de la europa de mediados del siglo XX, las funciones públicas debían estar ejecutadas por "expertos" que no se dejaban someter al dictado de las ideologías y siempre harían lo mejor en cada momento. ¡Qué solemne estupidez! Eso en sí era una ideología, la más aberrante de todas, la que elimina la discusión y la crítica. Si presuponemos de origen que el experto no se equivoca, estará habilitado y autorizado para hacer y deshacer a su libre albedrío sin poder exigirle cuentas, ya que él es un experto.

El tecnócrata no sólo elimina la opinión y cercena cuaquier atisbo de alternativa a su pensamiento, sino que además impide la crítica. Él es el tecnócrata y por lo tanto no se equivoca, y si le insinuas tan solo que puede haber otra alternativa, echará contra ti todos los medios de que disponga para acallar tu crítica.

Todo el mundo debería tener derecho a opinar de cualquier cosa. A veces, el experto está tan fuera del contacto de la gente, que olvida que aquello de lo que se supone que es experto tiene su base de ser en la gente que utiliza esa materia y, aunque sólo sea por el contacto con ella, el usuario muchas veces tiene tanto juicio o más que el experto.