Sinopsis

Estaba en mi despedida de soltero con mis cuatro mejores amigos. Todo tranquilo nada de americandas varias que se ven hoy en día entre la gente. Es algo que nunca entendí. Nos fuimos a una zona de ocio llena de bares de copas y de terrazas que aprovechaban el calor del verano. Era una zona muy animada y nueva a las afueras de la ciudad donde se entremezclaban gentes de todos los tipos y edades, también porque era temprano.

Fuimos de local en local viendo el ambiente. Nos tomamos unas raciones y unas cervezas y tampoco nos dio tiempo a decir muchas cosas. Simplemente un breve interrogatorio sobre mi "condena" y cosas similares. Escuchábamos las diferentes músicas que se ponían aquí y allá y veíamos el amplio repertorio de cada local. Es increíble que algo así exista sin incidentes.

Nos llamaba mucho la atención la cantidad de personas ya maduritas que se agolpaban en las terrazas de los bares y la música tan estridente que tenían que soportar, y es que los camareros eran especialmente jóvenes y de una estética bastante alternativa.

Uno de los momentos más atractivos de la zona era cuando empezaba el espectáculo de agua, luces y sonido en la gran fuente de un lateral del recinto. Para verla habían habilitado unas gradas para contemplar el espectáculo de manera tranquila mientras tomabas tu consumición que habías adquirido en alguno de los locales del lugar. Nos sentamos en primera fila. No me gustó porque estaba al lado de un charco, que hacía presagiar que los chorros de agua llegaban hasta ahí y, a pesar del calor, no me apetecía mojarme.

Mis amigos y yo charlábamos de nuestra vida diaria, de las últimas novedades y demás. Cuando entre las gradas un grupo de animadoras aparecieron de la parte alta con unas camisetas con "eslóganes" ecologistas y con una pancarta que anunciaba el sorteo de un coche.

De repente, una de las chicas lanzó un pequeño objeto que cayó en el charco junto a mí. Me dispuse a cogerlo, total. En ese momento, una chica bastante guapa bajó del montón de animadoras preguntando que dónde estaba la llave. Se fue dirigiendo hacia mí y me pidió la llave. Me enseño una cajita con un candado que abrí con la llave y, claro, encajaba perfectamente.

En la caja, había un papel que decía que era el flamante ganador de un Ford Focus eco. Nunca me había tocado nada y justo hoy, era el día propicio. La chica me dijo que tenía que acompañarle al autubús de la promoción que estaba en el aparcamiento. Mis amigos quisieron venir, pero sólo podíamos ir los dos.

Obviamente se me pasó por la cabeza una novatada de mis colegas, a pesar de que les había advertido que no quería nada del estilo, pero realmente se había montado demasiado rollo como para que estos cuatro lo hubiesen preparado. Fuimos a la salida del recinto que daba a los aparcamientos y me contó que era un coche ecológico eléctrico que no emitía gases contaminantes y demás historias de propaganda. Me pareció demasiado serio.

En efecto, había un minibús con una pancarta que ponía el lema del premio y demás, y subí con ella. Había un conductor y nadie más. Nos sentamos y me dijo que teníamos que ir a la recepción del premio. En fin, nos pusimos en marcha. No le había dicho nada así que le pregunté una duda que tenía, para romper el hielo. Le expuse el hecho de que era mi despedida y que había pensado que era una broma de mis amigos y que si era así que bueno, que podía terminar. Ella me contó que no, que era de verdad, y me empezó a contar datos sobre la fabricación del coche, sobre las centrales solares, y demás. Me pasó un breve contrato en el que ponía un montón de palabrería sobre el contrato de cesión del vehículo y demás y bueno, parecía que todo estaba bien.

Le pregunté que qué opinaba de que un alto porcentaje de la electricidad saliese de la combustión directa de combustibles fósiles, principalmente el carbón y que, aunque los coches eléctricos no contaminasen directamente, tanto su fabricación como sus baterías y fuente de energía si lo hiciesen y en altos niveles.

Me miró, se quedó unos segundos pensando y me besó. Contrariado, aparte mi rostro y le dije: - ¿sabes que esto no puede ser no? Entonces me dijo que entonces no habría coche. Me quedé totalmente estupefacto y revisé los papeles, entonces me pregunté a mí mismo si con esos papeles podría hacer algo. Lo tenía claro, esta chica se estaba saltando a su empresa por un capricho irracional. Y se lo comenté, que la podía hundir en su trabajo por esos caprichos. Ella se río, y me dijo que esos papeles estaban sin firmar y que no valían nada. Mandó parar al conductor, y me pidió que me bajara del autobús.

Tardé casi una hora en volver con mis colegas que seguían de fiesta, incluso se había unido una chica joven a ellos, que se estaba liando con uno. Les conté la cosa y les pedí nuevamente que me prometieran que no habían tenido nada que ver. Me lo juraron y perjuraron y estaban tan alucinados como yo. Era algo tan raro. La chica que se estaba enrollando con mi amigo me dijo que no hiciera caso y me metió mano. Yo me quedé también alucinado, al igual que todos mis colegas.

Me aparté y la llamé loca. De repente de su cuerpo salió un espectro con la imagen de la chica del autobús. Les pregunté a mis amigos que si lo habían visto. Ellos extrañados me dijeron que claro, que cómo me había metido mano. Yo les dije que eso no, lo de... no sabía explicarlo. Pero parece que ellos no vieron nada. La chica de repente parecía ida, no sabía por qué estaba de pie. Y nos acusó de haberla drogado, se largó y nos quedamos nuevamente sin palabras. Parece que la tarde-noche estaba siendo un poco rara.

Decidimos olvidarlo y continuar con nuestra pequeña fiesta. A ver si podíamos seguir. La gente joven llegaba a medida que iba entrando la noche y las personas de más edad se iban retirando, estábamos más en nuestro ambiente. En uno de los locales se anunciaba música en vivo y decidimos acudir. Era un grupillo pop entretenido pero no muy bueno. Eso sí, la cantante estaba de muy buen ver.

Tras unos minutos tocando decidieron hacer un descanso. Aproveche para ir al baño. Por el camino de vuelta me encontré con la cantante, que me miró y se abalanzó sobre mí con una fuerza un poco inaudita. No me podía desembarazar de ella. Me tocaba y se propasaba susurrándome una frase: "Eres mío"

De repente, el guitarra, la separo de mí y entre los dos pudimos reducirla, entonces volví a ver ese espectro que salió de la otra chica pero más nítidamente. Le pregunté al guitarra pero me soltó un puñetazo, pues resulta que la cantante era su pareja. Tampoco me dejó explicarla y me echaron del bar con tanta rapidez que no pude ni avisar a mis colegas. Vamos, no solo del bar, me echaron de todo el recinto, y como no, mis colegas no tenían el teléfono disponible, así que un mensaje y a casita antes de tiempo. En fin, al coger mi coche, me di cuenta de que me habían prometido uno nuevo, peor que el mío, pero nuevo al fin y al cabo. ¡Maldita sea!

Al día siguiente me desperté antes de lo previsto, y decidí salir a dar una vuelta para despejarme, y en la puerta de mi casa, estaba allí. La chica del autobús. Fui a recriminarla y mientras se reía de mí la traspasé. Me quedé totalmente paralizado: ¿Cómo es esto? Entonces me tocó, me di la vuelta y me dijo otra vez: " Eres mío". Y desapareció.

Obviamente esto no se lo podía contar a nadie. Subí a casa a por los papeles del contrato y mirar en Internet información sobre la empresa que venía en ellos. Y bueno, había una dirección. Era domingo, estaría cerrado, pero era demasiado alucinante lo que estaba pasando como para dejar pasar un día. 

Y llegué a la zona. Como no, era un edificio abandonado y sin puertas - Esta tía me la había jugado y bien, y encima ocurrían fenómenos extraños - Decidí entrar, y allí había una chica tirada en el suelo, la fui a ver y de repente abrió los ojos, y me agarró de la entrepierna, diciéndome "Eres mío". E intentó propasarse como hicieron las otras chicas del día anterior, lamentablemente para ella dejé un codo suelto que incrusté en su mandíbula, cayendo en una viga y desnucándose.

¡Mierda! - Tenía que salir de ahí, porque la podría haber matado, y nadie iba a creer que fui yo el acosado. Mientras salía el espectro de la chica del autobús me sobrevoló y en la calle me crucé con dos señores y una señora. El espectro se introdujo en el cuerpo de ella y me dijo "Eres mío" y trató de acosarme nuevamente, cogí el coche y llegué a casa. Volví al ordenador y busqué más información: ¿Un súcubo? ¿Eso existe?

No puede ser, pero todo encajaba. Se lo tenía que contar a mi novia, la llamé y me dijo que estaba en casa con una amiga suya, que habían estado de despedida y habían terminado allí y que fuese cuándo quisiese. Cogí el coche y fui para allá. 

Llamé al telefonillo y me abrieron, cuando subí la puerta estaba abierta, pasé y la llamé. Nadie contestaba. En el salón vi una escena dantesca. Estaba mi novia, en el suelo, degollada y de entre la puerta salió su amiga con un cuchillo, me sonrío y me dijo: "Eres mío". Cogió el cuchillo y se abrió en canal de arriba a abajo y de sus entrañas salió ella desnuda: la chica del autobús. Se acercó, cogió el cuchillo del suelo y me lo dio por el mango. Lo así y se lo clavé en el vientre, el cuchillo cayó con la sangre y mis huellas en el mango. Sin embargo no sirvió para nada, ella no sangraba , el cuchillo la había atravesado, me cogió y me poseyó allí mismo. Estaba despierto pero paralizado aunque no quería no podía hacer nada.

Tras terminar, me besó salió del salón despacio riéndose y mirándome y se despidió. Permanecí ahí varios minutos hasta que me faltó la respiración y desperté. Mi novia y su amiga estaban ahí, con el gran cuchillo y mis huellas por toda la casa. Se pasó todo por mi cabeza, pero había perdido, la había perdido a ella. Mi razón de vivir. Lloré desconsolado junto a su cuerpo yaciente. ¿Por qué? ¿Qué había pasado en menos de 24 horas? Nada tenía sentido. Entonces decidí ir a por ella, vengarme... iría al infierno si era necesario.

Bajé enajenado, por las escaleras, me monté en el coche y me fui a la autopista. Pisé a fondo hasta que dio de sí. Cuando alcanzó más de 235 km/h, desabroché el cinturón y grité: ¡Te vengaré! mientras el coche iba contra un muro....

....
....

Suena el teléfono en casa de una señora mayor. Como tantos teléfonos los domingos a medio día suenan en muchas casas con la misma noticia: venga al hospital, su hijo ha sufrido un accidente. En el hospital, la preocupante noticia se tornó fatal. No estaba grave, había fallecido en el acto. La familia destrozada. Uno de los hermanos del fallecido llamó a los amigos de su hermano. Los amigos se lo esperaban no se había recuperado de la ruptura con su novia.

Uno de ellos decidió contárselo en persona a ella, tenía buena relación y ella, de alguna manera todavía le quería, y lo iba a pasar mal. Le extraño que fuera esa tarde a su casa, pero le abrió. - ¿Qué pasa?.
El amigo le explicó lo del accidente, lo mal que lo pasaba últimamente. Lloraron, hablaron, se miraron, volvieron a llorar.

No te sientas culpable - le dijo a la ex-novia - nunca lo entendió pero tú no podías ocultar tu condición.

Ella le explicó que se enamoró de su actual pareja por casualidad, que siempre vio que había algo que no encajaba en su antigua relación, pero hasta que no apareció ella no tuvo claro que era lesbiana. El amigo lo entendió perfectamente, y que este drama no tiene nada que ver - ¡No te sientas culpable!

La puerta se abrió y apareció la actual novia de ella, y le contaron lo sucedido. Abrazó a su novia y le dijo: "Eres mía". En sus ojos y en su sonrisa se podía ver la satisfacción.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
P.M. Y no es policía militar.

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