17 balas y un mercenario

Me gustaría empezar a escribir varias novelas que tengo en mente. Lo malo, es que tras unos días rondando el argumento en mi cabeza, se me van. Una gran historia que se queda en nada. Y es que a la hora de la verdad, no tengo fuerza de voluntad para decir: "¡Venga!, todos los días una hora para escribir algo u ordenar ideas.

La verdad es que son muchas cosas las que dejo sin hacer por absoluta vagancia. De todas formas, las novelas serían muy burras y brutas, con muchas vísceras y sangre y violencia desmedida. Es lo que ideo.

El otro día se me ocurrió la historia de un mercenario que era contratado para fabricar, instalar y detonar varios artefactos explosivos con combustible nuclear en puntos estratégicos de Irán. La verdad es que si lo piensas bien, estaría muy inspirada por la novela "El día del Chacal". No creo que sea tan bueno escribiendo, pero seguro que pasaría un buen rato.

Otra que se me ocurrió es la historia de un hombre normal, que decide asesinar brutalmente a gente que tenga una estética agresiva alejada del corte clásico. Esta novela empezaría con el hombre en cuestión, que no tendría nombre, esperando en una parada del autobús de madrugada junto a un vigilante de seguridad que acude a su trabajo. El vigilante no es muy atlético, pero lleva un arma y, lo que enerva al protagonista, un tatuaje tribal en el cuello y un aro en cada oreja. ¿Qué formas son esas de ir a un trabajo? Saca un bolígrafo de un bolsillo, le quita la capucha y se lo clava brutalmente en el cuello. Lo tira al suelo y aprieta su garganta hasta que deja de forcejear, muerto, en la calle. El hombre vuelve a su casa andando, pero con un botín: una pistola que llevaba el vigilante, negra, de un kilo de peso aproximado. En casa comprueba, 17 balas: comenzó la cacería; la noche está plagada de gente que no merece robarnos el aire que respira.

Y bueno, pues esa sería mi otra novela que estaba en mente. Tenía alguna más del género fantástico, pero se me escapan de las manos.

A lo mejor un día me animo.