Blog de Vić

Hace un tiempo que no escribo y, a pesar de ello, el contador de visitas sigue creciendo y no sé a qué es debido. Si me resulta extraño el que alguien visite el blog de HFC, ya no te cuento éste. Es increible lo que se aburre la gente y la cantidad de cosas raras busca en los principales buscadores de Internet. En fin. Estas últimas semanas he estado un poco liado preparando unas cosillas que han acontecido esta semana, y bueno, ahora vuelvo a estar pensando en la universidad. Realmente, no tengo (busco) tiempo para estudiar, porque no me apetece sinceramente, es mucho más ameno vivir el momento. No, no es que esté empezando a tirar mi vida a la basura, es que priorizo, y ahora mismo, la universidad está en un tercer nivel, incluso cuarto. Por lo demás, como pongo en el título, estoy un poco flipado y fuera de la realidad. Todavía no me he recuperado de este fin de semana, no físicamente, sino mentalmente. Realmente aquel es mi mundo, y no este. Bueno, en realidad en un mundo así no ...

Me apetece ir a Estonia. Una vez vi un reportaje sobre Estonia en La 2, y realmente me apetece ir allí. Chicas rubias, muy rubias, con la tez pálida suave y tersa. Interesantes monumentos que visitar. ¿alguien se apunta? También quiero ir a París. Por verlo más que nada, aunque esté lleno de franceses de Rancia. También quiero ir a Londres y ver a un punky, quiero ver si son como me los imagino. A Edimburgo y en general a Escocia, que no "escocía"... bueno a eso último a lo mejor no estaba mal. En fin, estos son los sitios que ahora mismo tienen mis preferencias junto a Viena y Múnich.

Estoy en profundo desacuerdo con la tecnocracia. Los tecnócratas no son más que fascistas bajo el abrigo del funcionariado que buscan cualquier resquicio para apoltronarse en el poder bajo la supuesta defensa del "interés general". Sí, no suelo utilizar este lenguaje en este "blog", pero es que llega un momento en que te cansas de ver tecnócratas por todos los lugares. Enemigos natos del libre pensamiento y de la democracia. Gente amargada y resentida que no tiene capacidad para mantener una conversación más allá de los límites que le pone su corta especialización. Porque en eso consiste la tecnocracia, en eliminar la opinión, el pensamiento colectivo. Como en algunos regímenes totalitarios de la europa de mediados del siglo XX, las funciones públicas debían estar ejecutadas por "expertos" que no se dejaban someter al dictado de las ideologías y siempre harían lo mejor en cada momento. ¡Qué solemne estupidez! Eso en sí era una ideología, la más aberrante...