Quería hacer un homenaje a Rubén Kameli, que nos dejó hace un mes. Yo no conocía mucho a Rubén, pero el trato que tuve con él siempre fue grato. Me divertía su forma de exponer las cosas y me gustaba debatir con él, ya que a pesar de sus posturas radicales y abyectas desde mi punto de vista, respetaba la crítica y la discrepancia. Todavía no sé muy bien qué pasó, pero eso quizá no es importante. Lo importante es el recuerdo que nos queda de él. Espero que nadie se moleste por escribir este artículo, no suelo dar nombres, pero en este caso creo que era necesario. Además, recuerdo que Rubén siempre decía que cualquiera debería poder expresar lo que quisiera siempre que fuera verdad. Siempre estuvo en contra de lo que él consideraba mentira. Y aquí no cuento mentiras, sólo le recuerdo. Para siempre me quedarán sus términos y expresiones que empleaba, así como sus, en mi opinión, disparatadas y rebuscadas formas de argumentar sus opiniones en contra de lo que no le gustaba y a favor de lo
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