Crónica de una mañana vulgar
Me gustaría escribir una canción como las que componía Enrique Bunbury a principios de los noventa. Letras que sólo yo supiese que significan y que las vendiese como algo artístico y lleno de profundidad y con miles de personas creyendo que la entendían cuando en realidad no son capaces ni de entender sus propias tonterías. Pero supongo que para escribir así hay que ser un artista de esos que toman sustancias al borde de la legalidad y mantienen experiencias oníricas cercanas a la muerte entre sexo, vigilias y alcohol. ¿Merece la pena tener una vida así? Yo creo que no. Esta mañana he reflexionado sobre el sistema educativo y cómo cambiarlo... y claro ¿para qué? si yo no tengo ese poder. Así que me he metido en mis cosas. Tengo sueño, como no, y ahora quería escribir un poco y por eso he puesto lo primero que se me pasaba por la cabeza. Sé que este artículo no tiene ni estructura ni sentido, pero es que quizá es así como estoy hoy. No quiero decir que esté mal, simplemente